Lo que ya no cubre tu cuerpo y está en buen estado, puede cubrir la piel de otro. Satisfacer necesidades de vestuario es tan importante como comer, tener salud, educarse.
En el Santuario María Auxiliadora, un grupo de voluntarios mantiene desde hace cuatro años el “Ropero Fraterno”, espacio para recibir donaciones de ropa en buen estado y con ellas establecer, un pequeño mercado de pulgas cuyos fondos financian otras obras sociales, como también entregar a quienes no dispongan de recursos para vestuario.
En el Santuario se destinó un lugar que se ha convertido en un bazar de prendas. Ropa formal y ropa casual para mujeres, hombres, jóvenes, niños y niñas; vestidos de fiesta, ternos, zapatos, toallas, cobijas; a ello se suman elementos de bazar como bisutería, juguetes, vasos, platos que, las voluntarias del ropero los clasifica para que la gente lo aprecie, lo adquiera.
Todos pueden aportar con prensas que ya usen. La parroquia siempre apela a la voluntad, porque las donaciones permiten hacer obras. Durante las homilías, los sacerdotes y los miembros de las asociaciones hacen llamados a los feligreses y a la ciudadanía para que entreguen piezas de vestir o elementos que puedan ser reutilizados.
Katy Avilés, voluntaria, trabaja en el Ropero Fraterno, otro de los proyectos del Santuario María Auxiliadora.
Horarios de donaciones:
Haga llegar lo que su voluntad le permita. El llamado es a los almacenes y boutiques para que sean parte de este plan. Las donaciones se reciben todos los días de 09:00 a 13:00 y de 15:00 a 18:00.
El pedido es constante, hay donantes que llega con su bolsa de ropa; otros responden al llamado que hacen los integrantes de la Pastoral. Importante recordar que con las prendas donadas se alimenta el ropero para desarrollar las ferias o “pulgueros” en las cuales se exhiben los productos disponibles para que los asistentes puedan ver, revisar y probarse lo que desean.
Hay que recordar que el Ropero Fraterno no solo trabaja con la gente que llega al Santuario, colaboran con otras parroquias.
Usted puede donar ropa formal, casual, de gala. Siempre hay quienes dan utilidad y sientes la satisfacción de lucir algo.
Todas las tallas son útiles
Todo elemento satisface necesidades. Mientras unos donan, otros adquieren y gracias a esa generosidad se reúnen fondos para acrecentar el trabajo social del Santuario.
Ropa grande y pequeña, para gordos y flacos, incluso ajuares e insumos para recién nacidos, algunos teteros, colchas; pañales desechables. Las entregas vienen desde diversos sectores: existencias de almacenes con ropa nueva que no se vendió y está fuera del contexto de moda contemporánea; también llega vestuario de quienes renuevan su ropero, entonces, las piezas que no usan las otorgan para que otros usen, le den utilidad.
Un terno por cinco dólares, un vestido de fiesta largos por un valor similar; camisetas a 0.50 centavos de dólares; piezas de uno, dos, tres dólares y los combos: dos, tres o cuatro piezas por solo cinco dólares, dependiendo de la talla y estado de usabilidad. “Estamos aquí para servir, para tender la mano”. Katy Avilés, voluntaria encargada de ese proyecto, define así las acciones que desde esta sección se realizan.
Todas las tallas son bienvenidas, incluso ropa y accesorios para recién nacidos y algunas piezas de bisutería.
Las tallas son diversas, medium, large, small, las donaciones pueden hacerse incluso de uniformes de instituciones bancarias, públicas o privadas, estas piezas son apetecidas, porque él o la cliente lo ajusta a sus necesidades. Toda la ropa que está en este gigante ropero está clasificada por prendas y tallas; pantalones, faldas, sacos, blusas, vestidos, medias, camisetas, pijamas.
Una vez que la donación llega, las voluntarias verifican de donde vienen, que esté en buen estado, si falta un botón lo colocan; si está descosida la cosen; si la ropa es buena y está sucia proceden a lavar y planchar, lo que no se acepta es ropa contaminada.
Las entregas se reciben en el espacio del Santuario porque es allí donde la gente puede adquirir.